A poco más de tres meses de revalidar su mandato, el octavo en forma ininterrumpida, como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Grondona y sus secuaces decidieron que el precio de las entradas generales para asistir al espectáculo deportivo del fútbol debe ser de 24 pesos. La medida implica un incremento del 71,5 % respecto del monto que supo estar en vigencia con anterioridad.
Es sabido que la principal fuente de ingresos del fútbol argentino es la televisión. La gallina de los huevos de oro es para Grondona el instrumento más eficaz que le permite llevar a cabo las decisiones que su antojo le dictan. Gracias al crecimiento extraordinario que tuvo la televisión con el ingreso en el deporte rey, el titular de AFA supo tejer con paciencia la red de relaciones que mejores resultados brindase a sus objetivos personales. Mientras la gran mayoría de los clubes del fútbol argentino, se hunden a causa de compromisos incumplidos y administraciones fraudulentas, la gestión Grondona arroja a su turno salvavidas de plomo que le permiten revalidar sus votos y batirse a sí mismo cada cuatro años nuevos records de permanencia en la sede de Viamonte.
La decisión de incrementar el precio de las entradas generales resulta siniestra. Trasladar al hincha del fútbol un aumento semejante para cubrir los costos de sueldos y mantenimientos, no es más que otra manera de alejarlo de los estadios, cada día más invadido por turistas dispuestos a pagar en dólares paquetes organizados por los hoteles 5 estrellas de la ciudad que sospecho no deben pujar por conseguir las entradas en las tediosas y violentas ventas por ventanilla.
La severidad y soberbia con que el aumento se aplicó, no encuentra eco a la hora de negociar los contratos que en verdad resultan necesarios para la estructura financiera de las entidades afiliadas a AFA. A precios insignificantes para el mercado de los medios de comunicación, los convenios se llevan a cabo sin licitación y por plazos superiores a 15 o 20 años. Política idéntica a la practicada por el ex presidente de la Nación con el empresario del juego Cristobal López, a quién diez años antes de la finalización del contrato explotación del negocio, le extendió por Decreto la continuidad de sus actividades por otros 15 años más. Entonces, cuáles son las cosas que el dinero no puede comprar???